La pintura se rinde frente al dolor humano, se abandona a los acontecimientos de violencia de la historia reciente de Colombia, encarnando lo femenino en cuerpo de mujer. Renuncia a la fuerza de la materia que en función de un conjunto significativo de elementos visuales compone su superficie de manera auto-referencial, y pone su poética al servicio de los testimonios de vida de mujeres de distintas regiones del país. Aquí está la pintura abstracta vuelta hacia lo figurativo y referencial como si fuese cuerpo silente de mujer. Sin embargo, aquí también está como metáfora de la vitalidad que en ambas se yergue, insistente, en su capacidad transformadora y generadora de vida, por encima de la muerte. Hilvanando lienzos como se entretejen trenzas, hilos e historias de vida, así nos entrega la pintura a lo que es más íntimo y está más oculto en su dolor, dolor del que cada uno de nosotros por igual, en calidad de espectadores, podemos participar. Y con la voz y desde el cuerpo de una mujer, la pintora nos pide a todos conjugarnos en femenino, por esta vez.
Texto: Consuelo Manrique
comportamiento humano en situación de violencia
tensión máxima sentida desde lo femenino
apareció el útero, su impronta, un vientre,
rojo, fuerte, concentrado
pero detrás de las
transparencias se lee una trama, como cuando
estás fuerte y se te pronuncian las venas,
el lienzo es como la piel,
es el imaginario, lo corporal
aquí está la guerra en Colombia que a la vez
es una radiografía de mi vida
una visión de cómo lo trágico permite hacer
visible lo invisible
el cuerpo de la mujer es borde, envoltura, piel
con fisuras, costuras,
vestiduras que bordean su vacío
el hilván, el hilo, la costura, la trenza,
en esas cosas de mujer que se han vuelto
sus trampas y son también trampas de la
identidad cultural
la costura es la memoria
la valoración de lo femenino desde su miseria
es una ironía
el hombre, quiero que lo sienta, que
lea la violencia desde ahí aun cuando no
lo tenga
como un juego en donde no se develan todas las reglas,
unas son casi invisibles y
solo con sutileza y agilidad
jugando se descubren
Texto: María del Carmen Suescun Pozas
Doctora en Historia e Historia del Arte
Universidad de McGill, Montreal, Canadá
Texto para plegable de exposición.
La pintura se rinde frente al dolor humano, se abandona a los acontecimientos de violencia de la historia reciente de Colombia, encarnando lo femenino en cuerpo de mujer. Renuncia a la fuerza de la materia que en función de un conjunto significativo de elementos visuales compone su superficie de manera auto-referencial, y pone su poética al servicio de los testimonios de vida de mujeres de distintas regiones del país. Aquí está la pintura abstracta vuelta hacia lo figurativo y referencial como si fuese cuerpo silente de mujer. Sin embargo, aquí también está como metáfora de la vitalidad que en ambas se yergue, insistente, en su capacidad transformadora y generadora de vida, por encima de la muerte. Hilvanando lienzos como se entretejen trenzas, hilos e historias de vida, así nos entrega la pintura a lo que es más íntimo y está más oculto en su dolor, dolor del que cada uno de nosotros por igual, en calidad de espectadores, podemos participar. Y con la voz y desde el cuerpo de una mujer, la pintora nos pide a todos conjugarnos en femenino, por esta vez.